A raíz de las manifestaciones en contra del alza en el precio de los boletos del Metro, Chile estalló. Gran cantidad de jóvenes salió a protestar a las calles en contra de las medidas adoptadas por el presidente Sebastián Piñera. La música fue la gran protagonista.
"No son 30 pesos, son 30 años" es la consigna de quienes salen a las calles a expresar su descontento por la desconexión de los políticos con la realidad. Las brechas sociales han mellado los servicios de salud y de educación en un país que era considerado, hasta hace poco, un ejemplo en Sudamérica.
La cantante Ana Tijoux, consciente de que la desazón social se expresa mejor con música, hizo una canción que expresó la problemática social que experimenta el país sureño.
“Voy a hacer un apañe con lo que mejor sé hacer: música”, escribió la artista en un mensaje.
Con "Cacerolazo" le brindó su apoyo a los miles de ciudadanos que salieron a la calles.
Después de que Piñera decretara el estado de emergencia y el toque de queda, muchos manifestantes entonaron "El baile de los que sobran". Mientras combatían la represión de los militares, la canción de Los Prisioneros fue el himno de la desazón.
Esta melodía que fue coreada en los ochentas cuando finalizaba la dictadura de Pinochet, vuelve a resonar por la coyuntura política y social. Compuesta por Jorge Gonzáles, fue parte de el disco Pateando piedras. Muchas de las canciones incluidas en él expresaban el sentir de la juventud ante un futuro incierto.
Otra canción que sonó con fuerza para expresar la ayuda a quienes sufrían la brutal embestida de los uniformados fue "El derecho de vivir en paz", de Víctor Jara.
Sin duda, la música ha sido uno de los instrumentos para la lucha estos días.
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